martes, 13 de junio de 2017

Salchichones mejor que vacaciones.




   _ Y ahora, Adrián ¿Dónde está?_ Pregunta Conce,
   _ En Sidney.
 
   _ Pues aquí. De Somo a Galizano hay playas estupendas para surfear. Las han declarado Reserva Mundial del surfista, o no se qué leches._ Dice el padre del figura, que por fin abre la boca.
 
   _ Ya; Pero no me compares el clima Gelito._ Responde Emilia._ Y además en Australia puede practicar el inglés.
   _ Para lo que lo habla.

  Pues en eso sí que saldrá al padre, que es de las palabras justas. Cuando quiso hacer el hombre la declaración más importante de su vida se quedó atrancado, y luego no ha habido manera..._ Pensaba Marcial que no quitaba la oreja.

  _  Ese no es como la niña. Nunca ha pasao un examen. Y no habrá sido `por colegios de pago. Que en el mismo instituto donde ella trabaja no le quería. Estaba donde los curas, Y esos cobran.  Ha salido la preparación del niñito por un huevo. Pero yo ya se lo he dicho a la madre. En mi caso, yo ya no voy a seguir  descojonándome. Si el chaval quiere dinero para porros, que se lo pague él.

    Había cogido carrerilla el Gelito, y no dejaba a la maestra explicarse.
  _  De verdad que no dices más que tonterías. Parece que está celoso del hijo.  Adrián habla el inglés mejor que Conchita, que lo habla perfecto, porque Conchita después de haberse hecho el bachiller en Cambridge lo habla perfecto. Pero insisto. Hazme caso Conce. Adrián siempre ha tenido mucho mejor oído. Ya ves. Lo habla como,,, con más soltura.  Lo que importa con el inglés es tener oído. Y Adrián tiene mucho, mucho oído.


  _ Eso díselo a tus alumnos._ Interrumpió el marido._ Además yo no sé de que sacas que tiene oído ese chaval. Será porque te contesta cuando le hablas. Yo ya creo que con los golpes de mar, y el ruido ese constante de la olas, se está quedando sordo o medio agilipollao.

  ¡Pero vaya! Parece que espabila. Eso de ver mermada la cartera por los viajes del hijo ya no le debe de gustar tanto.  Observaba para sí Marcial. Y eso que sólo estaba a punto de descubrir las ricas viandas que había traído su hermano de la mantequería, porque todavía no las había desenvuelto. Pero ya las olfateaba...



    Porque al tiempo que no perdía ni una coma de la conversación sobre sus sobrinos legítimos, de esa parte,  él había estado abriendo y cerrando  que si la nevera, que si la puerta de la alacena, y su búsqueda dio fruto por fin.

   _ ¿Qué haces ahí como un hurón? _ Había dicho la madre. Pero todos parecían más pendientes de la discusión entre Gelito y su mujer.


  Y mientras se decidía Marcial si empezaba o no la barra de salchichón o las butifarras, disfrutaba doblemente descubriendo lo locuaz que se había vuelto de repente su hermano pequeño.... Claro, que, viendo el percal, igual tenía que pedir permiso primero para darle a mascar a aquellas delicias.
 
   Hizo Marcial un gesto a su hermano, a espaldas de la Josefina, señalando el salchichón y dijo solamente:
   _ ¿Puedo?
   _ Lo he traído para comer. Empiézalo si quieres._ Contestó Gelito. Y luego siguió desahogando su descontento como padre, al ritmo de sus pasos largos y lentos, con las manos en los bolsillos y mientras estiraba bien el talle y echaba la cabeza hacia atrás como si estuviera examinando las vigas del techo.  

   _No escribe ni un correo. No llama ni por teléfono. Si me ayudara en la tienda. Pero tampoco le gusta. Cuando se puede vivir del cuento, ya se sabe. Y mientras la madre le siga pagando todos los caprichos.
   _ ¿Pero que dices?_ Exclamaba Emilia. y con la misma giró la  cabeza hacia su suegra._ No le hagas caso Conce. Es un niño majísimo.
   _ Yo sólo digo, que tenga cuidado con los tiburones._ Añadió el disgustado tendero.

    Era cierto que en las costas de Sidney se solían avistar tiburones de vez en cuando...Esto último lo corroboró el rumano. El mismo había estado alli surfeando en vacaciones. Marcial le miró alucinando, lo mismo que la Emilia y el mismo Gelito. estos dos últimos sorprendidos de que a un pobre emigrante le diera para tanto y Marcial, pues el Marcial, porque él no había tenido unas vacaciones así en su vida, lo más lejos el monasterio cisterciense de Cóbreces. Y luego Bogdán se zampaba  (porque aquel también comía) unos deliciosos entrantes que Josefina le había puesto en la mesa, y se quedaba tan tranquilo. Las vacaciones las pagaría de su bolsillo. Comer le salía gratis.

  Tuvo luego, la hermana pequeña, el cuajo, señalando hacia Frailón, de hacer la siguiente crítica:

   _ Para tiburón el que tenemos aquí._ Interrumpió. Que ya se había estado callada bastante mientras controlaba el besugo que tenía en el horno, y aprovechaba el Marcial a levantar todas las tapas de las cazuelas, y lo olisqueaba todo. _ ¿A ti quién te ha dado permiso para empezar ese salchichón ?

   Estaba Marcial embraguiándose en el aroma de la pimienta fresca, como recién molida, y la buena manteca, impregnando el pan de hogaza cocido léntamente. Ya le extrañaba a él que la Josefina estuviera tan callada.
   _ Me ha preguntado si podía. Y yo le he dicho que sí._ Interrumpió Gelito.

    _  Mejor que vaya empezando a recoger sus cosas... Cabañas tiene, de las de piedra y ladrillos para guardar todos sus cachivaches.
   _ ¡Ay! ¡Pero qué gracia!_ Salta de pronto Conce, la cual seguía sólo su propio ritmo._ ¡Mira que camiseta estampada azul y naranja que lleva Adrianito en esa foto. Le queda tan justita que parece... ¿Qué es eso?

    Emilia se ríe, y como estaba empezando a sentirse un poco violenta, y cierta vergüenza agena por la llamada de atención de su cuñada al bueno de Marcial se reenganchó cual heroica voluntaria, nuevamente, al tema del deportista de su hijo, aunque la imagen del joven fuera también motivo de controversia._ Concha, de verdad... ¡Qué graciosa eres! No tiene puesta ninguna camiseta. Son los tatuajes. El día que quiera quitárselos no lo quiero ni pensar.
   _ ¿Los tatuajes?
   _ Déjelo Madre._ Dice el Gelito.

   _ Y eso ¿qué es?_ Pregunta la abuela._ ¿No será un pendiente?
   _ Quita ya esa peste de fotos de una vez Emilia._ Protesta otra vez Gelito.
   _ ¡Hijo! ¡Mira que eres homófobo!_ Se quejó su  mujer.
 



   

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