jueves, 8 de junio de 2017

"Mala hierba"





   Había sido idea de Neluco la de regalarle a su tío Marcial un ordenador portátil, y un buen ruter. El regalo de tener una mensualidad con cuyo contrato , y como contrapartida le acababa saliendo a Neluco el móvil gratis. Todo lo que hacía el Neluco lo hacía en base a la estrategia que mejor le convenía. Y en cuanto a sus verdaderos afectos se había vuelto el chaval bueno en la criba, de manera que si le dedicaba a alguien parte de su tiempo, por algo era.
     Sin embargo, tenían en común tío y sobrino el ser dos soñadores. pero en lo de la inteligencia calculadora se salía el Neluco mucho más a su odiado tío Rosendo, e incluso más que al que decían era su padre, quien nunca destacó por ser especialmente vivo.

   En cuanto a este último; Hacía años por ejemplo, que Frailón no había visto a Gelito, el que casi no iba por el pueblo nada más que en contadas, muy contadas ocasiones, y siempre bien acompañado de su mujer y los sosos de sus hijos.. Alguna vez que otra si que- se decía- acostumbraba a visitar a sus suegros, los cuales vivían más en lo que es el centro álgido de los llamados Valles Pasiegos, en una de las tres villas. Pero la familia Carriazo Entrembasaguas tenía la casona a mitad de camino entre el extremo occidental de los Valles y El Escudo. Y desde ahí a Peña Sagra, y ya cerca de Reinosa, fincas repartidas por la mitad de la provincia. Donde no tenían una pequeña cabaña ganadera, tenían un monte, donde no tenían un monte. tenían un molino, y así...Sin embargo, la casona, las raíces de la familia de Conce, la cual recitaba de memoria incluso más allá  de sus ocho apellidos, todos montañeses, estaban en la zona de Luena.

    El caso es, que  Ángel Carriazo poco o nada se molestaba por ir a ver a su madre, y menos al resto de la familia que por ahí quedaba, no fuera a encontrarse allí, algo como el Neluco, que se iba haciendo grande, y más lejos estaba de su padre natural más se salía la rama y más cerca estaba del tronco.

   _ Dicen que mi padre ha estado aquí.

   Lo que le importó a Marcial la noticia fue muy poco, tanto que hizo caso omiso de ella. Y bien se vio en su respuesta._ Haces mal en pasarte el día en el bar._ Dijo.

   Y luego añadió:
   _ ¿Qué pasa con la labores?
   _ ¿Qué labores?
   _ Pues hay que laborar en la casa donde se come. ¿Acaso tú no comes?
   _ A veces ni ganas tengo. A no ser que fume.
   _ ¡Esta es nueva!

   Entonce sacó el Neluco una piedra marrón del bolsillo y empezó a darle calor con el mechero. Y viendo Marcial la desfachatez del sobrino y sus claras intenciones de liarse un porro delante de sus narices, exclamó:
  _ Así que es eso ¡el cholote de la mierda lo que hace que te entre el hambre! ¡Pues buen saque que le diste al jamón segoviano! ¡Tú crees que soy tonto!
  _ No. si ya sé que no lo eres. Si ya sé que sabías que fumaba. Por eso no voy a estar aquí disimulando.
  _ ¿Disimulando el qué?
      Ya estaba el porro hecho.
  _ ¿Quieres una calada?
  _ Yo te digo que si crees que soy tonto y voy a consentir que te fumes esa mierda aquí, delante mío. ¡Fuera de mi vista!
  _ ¡¿Pues cómo te pones?!_ Exclamó el Neluco sorprendido, él, que iba de tan buen rollito.

  _ ¡Me pongo como tengo que ponerme!_ Gritó su tío como un energúmeno. ¿Tú crees que tengo yo porqué aguantarte?  ¡O apagas eso ahora mismo o te vas echando pestes para bajo!
 

   Se puso Marcial tan enfadado, que hasta los perros que estaban dormitando por allí entre sol y sombra mientras rumiaban las vacas, tumbadas plácidamente en el verde, empezaron a ladrar.

   _Tu sigue fumando, y verás.
   _ ¿Qué veré? Si te crees que esto es droga no lo es. Estás, estás equivocado tío.
   _ Luego te salen tontos los hijos.

    El Neluco se meaba de la risa._ Por eso no los has tenido tú. Tú a mi edad te pondrías hasta el culo.

   Agarró Marcial el palo, y tieso todo su cuerpo, paralelo a herramienta tan rudimentaria, que lo mismo sirve para arrear que para saltar vados, empezó a golpear el palo sobre una piedra medio enterrada en el praderío. Y no es que se le viera intención alguna de ponerse a bailar la danza de Ibio. Entonces el sobrino acabó también por levantarse  con la cabeza gacha. Tiró el pitillo y lo pisó hasta dejar la lumbre bien enterrada en la hierva.

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