_ A veces entre los pasiegos, un pueblo por lo general apacible, pasan casos y cosas. Cosas como que un señor tranquilo, según se le conocía, coja un aciago día su escopeta, y se cargue a toda la familia y parte del vecindario por cosas como estas: pequeñeces, herencias, títulos de propiedad falsificados, lo mismo que legales, lindes, expropiaciones, impuestos, calificaciones de terrenos, derechos enajenados y reclamaciones sobre el derecho de paso. Y es que entre los pasiegos, cuya actividad es ganadera trashumante, este último derecho es sagrado. Porque todavía nadie ha encontrado la manera de cambiar a los rumiantes de unos pastos a otros a través de puentes en el aire. Así que nadie te va a negar el paso por sus tierras. Sobre eso puedes estar tranquilo, siempre y cuando no te instales donde no debes.
Y las peores guerras_ seguía Conce diciendo_ se dan siempre entre familia._ Hay algún familiar por ahí con quien no nos hablamos.
_ No lo sabía yo eso. Dime quién._ Sólo Nenuco la estaba escuchando, mientras localizaba la señal de la televisión.
_ Mi hermano Pascual.
_ ¿Tiene usted un hermano y me entero ahora?
_ Se casó bien gracias a Dios. Y por parte de su mujer, que era de por ahí_ hizo la abuela un gesto con la mano como indicando que ahí era bastante lejos como para no encontrarse nunca con ellos_ de por cerca del Santuario de Valvanuz; Tienen bastantes tierras. Así que tu tío Marcial siempre tira a expandirse o para el Norte por Occidente o hacia la Montaña Oriental. Creo que también hay tierras incluso en las Merindades; pero de ir hacia Santander ni hablar.
_ ¿Por no topar con su hermano?
_ Por no topar con Él.
_ Yo creí que había sido usted hija única. ¿Cómo es que se quedó con toda la herencia de sus padres?
Por aquí eso es lo que dicen. Que nació usted rica.
_ Mi hermano me saca a mí más de ocho años.
_ ¿Y vive todavía?
_ Sí vive. Y cuando murió mi padre, que era yo pequeña, tenía él unos diecisiete. Pues, sólo a él se le ocurre marcharse a hacer la guerra, y sin tener ninguna obligación para más inri, dejando a mi pobre madre completamente abandonada. Y tuvo que tirar la pobre, sola para alante, con la única ayuda de los criaos de la casa."El pasiego siempre tuvo nación; Pero nunca patria" le decía la infeliz a mi hermano. Pero Él, erre con erre. Se metió a militar.
Y seguía ella. Y como era ella La Cultísima de Luena, y haciendo honor al sobrenombre con que la bautizara su difunto marido, se enroscó en otro circunloquio.
_ El pasiego se escaqueó siempre que pudo de la obligación de hacer la mili. Entre los trasmeranos era privilegio. Por eso algunas mujeres, las que querían hacer las cosas legales, se iban a parir a la casa de una prima o de una vecina, sobretodo cuando se calculaba por la luna que iban a tener un niño. Si la casa estaba ya dentro de la comarca de Trasmiera el crío se libraba por el privilegio real de no se qué rey, pero que es muy antiguo, de la obligación de ir a la guerra.
_ Ahora ya no es obligación para nadie. Que para eso hay un Ejercito Profesional._ Dijo el Nenuco.
_ "Trasmiera se defiende sola" Eso es lo que reza ese privilegio. Así que si les atacaran, tampoco el ejército español debería mover un sólo dedo por ayudarles. Pero con pasiegos y resto de montañeses, te aseguro que podrían contar.
_ Dime abuela. ¿En qué siglo vives?
_ En el que me da la gana.
_ Ya, pero ¿qué paso con su hermano?
_ Que mi madre le desheredo.
_ ¿Cristina La Corza?
_ La misma.
_ Tendría que darle la parte del padre, o al menos la legítima.
_ Se la dio. Pero de ahí, que nos dejáramos de tratar terminantemente.
_ Le agobiaría la madre, como usted ha hecho toda la vida con Frailón...
_ Vale, si tú lo dices.
La abuela le dio una sacudida al periódico después de pasar hoja, para doblarlo a su comodidad, y hacer como que ya no estaba allí, evadiéndose de su vida familiar para sumergirse en los problemas del mundo.
Cuando Neluco sintonizó de nuevo sus canales preferidos, se despidió diciendo:
_ Así que hacia Santander, jamás de los jamases. Pues mire. Ya tengo curiosidad.
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