martes, 6 de junio de 2017
Del blog de Marcial. (Borrador)
Un día que mi padre nos llevó a todos a una iglesia muy grande y especialmente bonita, que sería por el funeral del señor más importante de la comarca, se me ocurrió decir a mí, al pequeño Marcial, que quería ser fraile. Y creo yo que se me ocurrió la idea, al ver a aquellas personas tan bien avenidas, y sentir la paz y serenidad que se respiraba en aquella atmósfera. También dentro de las paredes del convento. Donde estuvimos mi padre y yo. Ya que mi padre aprovechó para visitar al abad del monasterio, un antiguo compañero, si mal no recuerdo, de pupitre suyo, .
Me gustaba estar con mi padre. Y siempre le he echado de menos desde que faltó. Yo creo que cada día. Y es que, recuerdo, desde mi más tierna edad, a mi madre que nunca estaba contenta, y sigue igual haga lo que haga. Y le gusta reñir. Pero a mí ya me está cansando.
Lo que a mi esa mujer llamada madre me hizo durante la infancia no tiene nombre. O si lo tiene. A hora me doy cuenta de que fue una especie de abuso. _ El padre Efraín, benedictino de cóbreces, un santo confesor, ya me ha dicho que no se lo tenga en cuenta.... Ahora lo llaman así: A-bu-so. Con todas las letras. Y quizá, es ese abuso el que más vergüenza da de sacar fuera.
Fue ella quien me puso el mote de Frailuco. Y ahora Frailón. Mi propia madre... Y el resto de mis hermanos más lo coreaban más feliz parecía ella. Claro, que ahora que somos adultos todos, que se atreva alguno a no llamarme por mi nombre, que igual le piso la cabeza.... Pero una madre que ni siquiera llama a su hijo por su nombre algo no le funciona. Y no es la mejor madre. Y una madre a la que le gusta que se enfrenten unos hijos con otros, esa es peor. Cuando tenía la fonda bien que se apresuraba a separar a la Magdalena del Gelito, o al Rosendo de la Magdalena con el palo.Era cada vez que había gresca, y se peleaban por el mismo juguete. Yo lo veía venir. Pero ni así me escuchaban cuando les apercibía que subía madre a darles de lo lindo si no lo dejaban, no espantaran a los clientes o les perturbaran la siesta. No he visto cosa igual, ni hermanos odiarse tanto. Y que ahora anden a partir un piñón es algo que no me explico.
Yo era el mayor y la pagó conmigo. Se la pasaba reclamándome, constantemente, para toda clase de trabajos. El principal, cuidar de su reata de hijos mientras vigilaba las vacas. Y que no saltara el cercado la Cascabel. Los niños la bautizamos así. Le pusimos nombre de cabra a aquella ternera a pintas, hija de la primera suiza que hubo en la zona. Influencia de Heidi, los famosos dibujos animados de la época. Y que no se fuera para el prado del vecino aquella vaca, la más mimada de mis hermanas, que jugaban todas a ser heidis y claras. Hasta en el sembrao la dejaban entrar.
Luego por las tardes, basta que me viera delante mi madre, para que tampoco me dejara parar.Que si no tenía deberes me decía. Así que, tenía que hacer leña o ayudar a limpiar el establo. Si hasta los criados de la casa me mandongueaban. Así que aprovechaba a quedarme dormido en la escuela.- Luego le iban los maestros con el cuento de que el único que valía para estudiar era el Rosendo, y que a mí había que enderezarme. ¡Mal rayo les parta!
Ni a la noche descansaba yo. No sé porqué. Pero desde que faltó mi padre, ni mi madre podía dormir, ni yo tampoco. Pero sobretodo lo que recuerdo era, que entrando en casa mi madre ya estaba ella andando a gritos detrás mío, y buscándome y llamándome en cuanto no me tenía a la vista. Esto sobretodo. Y después de traspasar la fonda fue peor, que ya no necesitaba andar disimulando delante de los clientes.
Eso sí. A mí nunca se atrevió a darme con la cincha.
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