Sacudió al Neluco cierta ola de risas, que en el fondo era miedo de aquella solitud. Se percató de que ni los perros ni las vacas simpatizarían con él, y que aún alguna tudanca podía mocharle con aquellos cuernos. Un perro pelirrojo, pequeño más que mediano,se acercó curioso a olisquear la colilla y rondó con el hocico el borde de sus pantalones un buen rato.
_ Aquí los accidentes ocurren._ Dijo el tío muy serio._ Y te aconsejo que estés con todos los sentidos. Si no quieres despeñarte por una breña. ¡Gilipollas!
Siguiendo riendo el Neluco. Pero pensando para si mismo, por si las moscas.
¿Qué hijos? Él no tendría hijos._ Se decía con veinte años.
Pero traicionandose a si mismo, poniendo a prueba otra vez el debido respeto, acabó por hablar nuevamente, mientras se volvía a sentar, esta vez en la piedra que su tío había golpeado un poco antes, amenazadoramente, con su palo pasiego. Y cuando vio que su tío volvía a sentarse y apoyaba el palo en la hierba se atrevió nuevamente a sacar el tema.
_ A ver tío,_ Dijo con tono de convencer más que de saber, a ciencia cierta, lo que estaba diciendo._ No creo que lo de los accidentes tenga nada que ver con fumarse un chirri. ¿Qué habría sido entonces de los indios de los andes sin la maría? Te ayuda a vencer el mal de alturas.
_ Aquí no se sufre el mal de alturas. Estamos como mucho...No creo que la montaña más alta de la zona supere los dos mil metros de altitud sobre el nivel del mar.
_ Ya pero. Te da valor. Y quita vértigos.
_ Y ¿ qué vértigos vas a tener tú, si ya de pequeñín, subías conmigo a los prados altos?
Sólo conozco el caso de alguna mujer criando , que haya cogido vértigo a andar por aquí. Y eso sería por lo de estar pendiente de las criaturas. La naturaleza es sabia hasta con los miedos. Al miedo hay que escucharle también, porque muchas veces te apercibe, y te avisa de un peligro.
_ Y ¿lo de los hijos tontos? ¿De que sacas que te nacen tontos los hijos si fumas?
_ Lo he observado.
_ ¿ Acaso tú, en tu juventud no te encamaste por eso con nadie, por miedo a que te nacieran los hijos tontos?
_ ¿Te has encamado tú con alguien?
_ Para serte sincero, todavía no. Pero no pierdo la esperanza.
_ Pues quédate como estás.
Después de un largo silencio en que los picos y las nubes ponían el telón de fondo a tan seria y trascendente conversación. El tío aprovechó a echar el discurso que había ido preparando al ritmo del solemne paso de un enorme y luminoso limbo que parecía haberle ayudado a aclarar las ideas.
_ Cuando te digo que estás tonto, es que ya lo estás chaval. He conocido a muchos que para darse valor con las mujeres y con las demás cosas de esta vida, fumaban, y fuman, cannabis. Y te diré que la eyaculación precoz no la curan, y la impotencia tampoco. Leí un día que la palabra asesino, en nuestro idioma castellano, venía de la palabra bereber hachino, fumador de hachís. Y cuando veo a tu tía Josefina, la arpía en la que se ha convertido con el paso de los años, que fuma según ella para no tener dolores, y que fuma también porque zampa y no engorda-eso te lo digo yo-. Cuando veo como una virgenzuca que parecía de niña, se convierte en un demonio porque le falta la fumadera me entran ganas de....
_ De matar a todo el que se te cruce. Y tú ¿porqué eres agresivo?
_ Imagínate si fumara.
_ Pues igual te tranquilizabas un poco.
_ la Magdalena, otra que fuma. Se la ve por el vinagre que se gasta. Cuando una mujer come y no engorda, mala señal. ¿Qué harías tú con un ternero que zampa el doble que otro, y no engorda? Deshacerte del animal a la primera de cambio.
_ Pero yo lo que te quería decir es lo que ya te he dicho mil veces.
_ Pues no me lo digas otra más.
_ Te he dicho mil veces que no me hagas astillas en el banco del hogar. ¿Qué hacía allí el hacha anoche? ¿No tienes el tocón fuera?
_ Tú lo que tienes miedo que un día se te vaya la mano como un loco. Me dijo la abuela que el otro día te cargaste de golpe toda una docena de platos.
_ ¿A qué tengo yo que recoger la vasija? Pareciera que no hay ninguna mujer en la casona.
_ Nadie te pide que lo hagas. Haz como yo.
_ Como tú, que no la incas. Buenos íbamos a acabar todos.
Aquí, a lo visto_ dijo luego_ todo quisqui pretende vivir de rentas.
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