lunes, 29 de mayo de 2017
La disputa de cada día.
_ Abuela. Lo de balar. ¿Lo de balar no se dice cuando un chico está enamorado?_ Preguntó la Alicia mayor.
_ Y yo qué sé. Lo estará.
_ Es que en la escuela en el libro de lengua viene lo del amor platónico.
_ Y bucólico. Sí hija sí.
_ ¿Dónde demonios ha puesto el chaval este el cuchillo del jamón? Y ¿el jamón segoviano, el que traje recién de la última feria? ¡Esto ya es el acabose!
_ ¿Qué pasa ahora?
_ ¡Pues no tiene saque ni nada el demonio de chaval este! ¡De lo que no cuesta se llena la cesta!
_ No es él el único que come jamón en esta casa, si te refieres a Nenuco.
_ A él me refiero. Para comer el cocido no pone tantas ganas. Y ¿De quién es la culpa?
Su madre, la aludida respondió con mucho respe.
_ Será mía.
_ Pues ¿De quién va a ser?_ Conjeturaba Marcial mientras intentaba sacar alguna lasca todavía sustanciosa del hueso de jamón._ Ya me dirá. Ni estudia el niño ni trabaja, ni intención ninguna lleva de hacer más que el gandul. Y usted se lo consiente. Los otros abuelos y su madre, que es una santa y una infeliz, no hacen carrera del muchacho porque no pueden nada contra usted que le malcría.
Concha callóse como una muerta.
_ Y venga que se lo vengo apercibiendo desde hace tiempo._ Proseguía Marcial._ Pero no hay nada que hacer. No hay remedio con el chaval mientras vea que en esta casa se le defiende.
De aquí marché_ dijo entre mascada y mascada_ pidiéndole tan sólo que mantuviera el hogar encendido.
_¡ Pero si estamos a finales de mayo! Ni tanto frío que tuvieras._ Exclamó la vieja, y añadió: Y luego soy yo la que tiene fama de friolera.
_ Es por la olla. Quería hacer queso.
_ Y tú tienes que imponerle tu estilo antidiluviano a un crío de estos que se baja una aplicación, y ya tiene...
_ Sí. ¡Va a tener! Dile al de la moto que se suba desde Reinosa con la picha esa de cinco quesos, y ni uno sólo de Cantabria.- ¡Cuanta cuenta a Dios tenemos que darle! Cinco horas de camino sin caminos. Como no venga por aquí la mafia italiana se nos hunde la industria lechera en la región.
_ Un día te van a meter una multa Frailón. La leche de las ovejas es para la quesería. La de las cabras que ahora se ha puesto de moda para quien demonios se la lleve. Y la de las vacas, frisonas y tudancas, tudancas y frisonas, para tu central ecológica del Cuevanuco. Pero si tienes que entregar un cupo no puedes quedarte leche para tus historias.
_ Esta primavera nado en leche madre.
_ Pues muy bien.
_ Dile a la Josefina que como vuelva a subir esa porquería de la leche de soja, de avena, o de mil demonios sale volando de esta casa. ¡Aquí del super nada!
_ Aquí lo que hay es un complot. Y esto ya es humillante.
_ Yo lo único que digo es que tienes una cabaña muy guapa. Bueno, más de una. Y que en cualquiera de ellas puedes hacer tu dichoso queso. En cualquiera menos aquí. Ya te lo digo. ¡Van a estar las niñas asándose de calor por las manías de un ambrión que parece que acaba de salir de la cueva de Altamira!
_ Hasta manía te estoy cogiendo por intransigente, a ti y a tú leche.
_ Yo quiero hacer queso abuela._ Dijo una de las niñas.
_ Y yo también quiero saber cómo se hace._ Añadió otra.
La abuela volvió a callar como muerta. Le daba tanto coraje que Marcial se saliera con la suya que en su fuero interno empezó a rumiar algo muy semejante a la venganza. Últimamente llevaba muy mal que le robaran todo el protagonismo.
_ Pues cuando asome ese le decís que vaya encendiendo la lumbre.
Entonces la madre se echó a reir._ A ti te va a hacer caso.
_ A ver. Lo que no puede ser es que venga yo de la faena, y tenga que ponerme a hacer cualquier otra labor ajena menos lo que había pensado. ¿ Qué hago yo ahora con los 30 litros que he reservado para hacer la cuajada? Así toda la vida. Ni un favor le pueden hacer a uno..._ Desportillaba el hijo.
_ Pues prepárate la bañera como Cleopatra. No sólo la leche de burra tiene propiedades.
¡Qué más quería Concha que azuzado su ingenio volvieran otra vez las niñas a estallar en risas!
_ Aquí el único que trabaja es él. Además, a ti ¿Quién te pide que hagas nada?
Reían sus sobrinas como cascabeles.
Le fue muy ingrato a Marcial ver el desprecio de su madre por todo lo que él hacía. Cuarenta y dos años de su vida y más de lo mismo.
_ Si yo no hubiese hecho nada, de lo que según usted no me corresponde, esta casa con todos los que en ella habitan, sean fijos o de temporada, ya hace tiempo que se habría ido todos a tomar vientos y estaría usted más sola que la una.
_ Y este es el que quería meterse a fraile. ¡Menudo soberbio está hecho!
Apretó Marcial los puños. Cogió el cuchillo en su furia y lo guardó en un cajón. Luego se llevó las manos a la cabeza y se tiró de los pelos mientras roía sus propios dientes, echaba saliva por la boca y estampaba el suelo como algunos herbívoros en posición de defenderse lo hacen con las pezuñas. Las niñas no supieron en ese momento si asustarse o reírse más.
_ ¿Dónde ainda ese crío ahora? ¿ Dónde aínda? ¡Si no acaba en el penal vaimos bien!
_ Acabarás tú en el penal. ¡Loco!_ Gritó su madre._ Mira el lamentable espectáculo que estás dando a las niñas. ¡Hombre!
Y su madre seguía y seguía_ ¡Un hombre de pelo en pecho! ¡Abrase visto!
_ ¡Al Nenuco no le riñes! ¡No! ¡Saldrá tan bueno como su padre o peor! Nadie hace carrera di el porque la bruja de su abuela lo tiene protegido. ¡Egoista que es usted! Que va viéndose vieja y no quiere quedarse sola!
_ No. Si sola no me quedo yo. Ya quisiera, ya. Pero me quedarás tú para los restos
_ Antes moriré yo que usted.
_ Yo creo que me voy. Me voy._ Dijo de pronto._ Antes de hacer una barbaridad. Y marchó para la puerta y en el camino se tropezó con el hacha que Nenuco había dejado por allí tirada. La empuñó a toda prisa, y salió fuera profiriendo razones ininteligibles mientras dejaba el hacha a buen recaudo y la sacaba afuera para dejarla clavada en el toco. No fuera que estando por allí en medio se le fuera de las manos toda la rabia que albergaba en ese momento.
Margarita que había aprovechado a esconderse detrás de la puerta que se quedaba abierta fue testigo de todo el procedimiento de su tío mirando por la rendija que queda entre la hoja y el marco.
_ Vais a ver lo que tarda en volver._ Auguró la abuela.
Las nietas que estaban de vacaciones, y acudían con sus madres a la Vega cada vez que podían habían observado la escena última medio temblando, porque nunca habían visto al tío Frailón tan caliente.
Entró Frailón otra vez haciendo mucho ruido. En realidad volvió al instante.
_ ¡ Me habla usted la próxima con más respeto! ¡Mire lo que le digo!
_ Ya os lo dije. Ahí vuelve._ Dijo la abuela tan tranquila mientras cruzaba los brazos.
_ ¡¿Quién va a fregar todo eso?!_ Exclamó levantando su vozarrón y apuntando afuera.
¿ No pretenderá usted que me ponga yo a fregar ahora la pila de cántaros que acabo de ver acumulados en el patín ahí arriba? Lo que se supone que es tarea de la Josefina...
La Josefina era la hermana pequeña, que con sus tres hijos, uno de cada padre, vivía también tan ricamente y muy tranquila de que Frailón junto con su madre se haría cargo de las criaturas.
Quien casa primero hereda dos veces dicen en la Montaña.
_ A la Josefina le ha salido trabajo en la Corza, el restaurante de la estación de esquí.
_ Y allí, ganará mucho. Me imagino. Como yo no le pago, que sólo la mantengo a ella y a sus hijos.
¡Hasta la coronilla estoy! ¡Todavía creerán que les dejaré la herencia! ¡Va arreglada la sin vergüenza esa del burdel de la madre que la parió!
_ Tiene buen jornal.
_ ¿Y lo ve usted? Porque yo no lo veo.
_ Pues ha hecho una buena compra.
_ ¡Ya! ¡Y no se morirá con sus bíos y tanta sinsustancia que compra!
Fregar los cántaros le lleva media hora. ¡Media hora!
_ Así lo harás tú. ¡Media hora dice! ¡Menudos fregaos hará este! Más que fregaos fregoteos. Y saldrá la leche agria y nos la echarán para atrás el menor día. A no ser que la envasen directamente para yogur.
_ Mamá me dice que no tome de esta leche porque tiene mucha grasa._ Dijo Maya.
_ A mí, es que no me gusta. Porque huele a vaca, abuela._ Añadió la Laurita.
_ Vuestro tío tendría que jubilarse ya.
_ ¿Jubilarme yo con cuarenta y dos años? ¿Está usted borracha? Y estas niñas no saben ni lo que dicen. Así las educan. Y hasta el gusto están perdiendo de lo que es sano y bueno.
Frailón parecía ahora algo más tranquilo después de haber encontrado algo que hacer. Estaba rebuscando estropajo y pañada además de jabón. La abuela viéndole las intenciones gritó:
_ ¿No pretenderás ponerte ahora a fregar? Aquí en la cocinona no me armes jaleos. Ya te lo digo. Que no quiero luego oír a tu hermana, que vendrá cansada del trabajo.
_ ¡¿Se calla usted?! ¿Se callará de una vez? ¡Maldita sea!.
No sólo levantó de nuevo el vozarrón el Frailón de la casa, que levantó hasta uno de los cántaros por en cima de su cabeza.
Y dale la mula al trigo que no descansaban de gritos en aquella casa.
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