miércoles, 31 de mayo de 2017





 Debería haber escrito Adoración de Sus Majestades Los Reyes Magos a Nuestro Señor Emanuel. Sin embargo escribió tan sólo:

    ADORACIÓN

Sabía que un alubión de imágenes, una insana mezcolanza se cargaría en la pantalle de su pc. Era por comprobarlo, y estuvo en lo cierto.  Aquello fue ya el rebús de los rebuses.

   _ Tienes que ajustar la búsqueda._ Le dijo el Neluco cuando se lo comentó._ Cuanto más la afines más concreta el buscador.
   _ ¿Y eso cómo lo sabe uno?
   _ Pues nadie ha nacido aprendido. Es todo cuestión de práctica.

      En aquel momento, consciente de los perniciosos peligros mundanos a los que estaban expuestos los chiquillos en la casa de su madre, y  en cualquier parte del mundo, con eso de vivir conectados al mundo exterior,  no solo aprendió a copiar pantallazos y a denunciar en el cuerpo de delitos telemáticos de la Guardia Civil todo lo que no le parecía adecuado, si no que durante un tiempo estuvo a la caza de paginas inadecuadas hasta que un buen día acabó vomitando. Y acabó viendo que aquel trabajo no era para él. 
   Quizá desde entonces andaba el Frailón con más mal temple del común, y sus ojos se habían entristecido un poco. Josefina le había recomendado que fuese a mirarse el tiroides, que seguro que no le andaba regulando muy bien, y que a su modo de ver no era de extrañar porque tomaba demasiada leche. Ese último comentario de Josefina le puso por cierto de muy mala leche. Consignas en contra de la principal industria de la región, y auto-sabotaje como diría él.  
   De cualquier forma, en la Guardia Civil se le apreciaba mucho. Y se habían conseguido cosas.  

  Para entonces Frailón ajustaba tanto su búsqueda, que a veces no entraba ni en la barra de navegación.
   De esto que haya decidido abrirse un blog y dedicarse a escribir.


   _ Yo aquí no te retengo a la fuerzaproseguía su madre._ Tendrías que buscarte una buena mujer y casarte, que todavía estás a tiempo.
   _ Sí. Ya, total, como usted ya me comió bien la juventud.Suspiró él._ Ahora me busco una para que me cuide a mí.


   ¿Sabe que le digo? Madre
   _ Que te vas. Pues que Dios te oiga. Y ahí tienes la puerta.

   Frailón se esfumó tras un portazo que hizo temblar toda la casa.

  _ ¡Que se ha ido, abuelita! ¡Que se ha ido!_ Dijo preocupada la niña pequeña de la Josefina, que nunca había visto a su tío tan hundido y casi arrastrándose por el suelo.
  _ Pues que se vaya.
  _ ¿Y quién nos va a cuidar entonces?_ Preguntó Neluca en su inocencia.
  _ Puede entrar un ladrón, abuela._ Previó el Javieruco.
  _ Vais a ver como no se va. Siempre está igual. Pareciera que nada se hace sin él.



 
   Todavía no se ha recuperado usted del año pasado en que matrimoniaronse la Magdalena y la Cristina, cada una con sus respectivos. Las dos el mismo día, que parecían otra cosa por cómo se querían y que iban de la manita. ¿Dónde se ha visto ese amor natural entre hermanas? Yo sólo lo he visto en las películas. Aquí , al menos las que yo conozco, basta que se de una la vuelta para que la otra la ponga a parir. Y si mal no recuerdo, ya echó la Magdalena una vez, de la casa de Madrid que compartían con otras estudiantes, a Cristina. Lo que no entiendo es cómo Cristina, que parece lela, la perdonó. Pero para casarse y fastidiar a Cristo y a sus apóstoles, para eso se ponen de acuerdo. Y los maridos con tal de comer y beber ¡qué más quieren! Y que con lo de la dote le han dejao la cabaña mermada a la mitad, y quiere que yo me case también.
   ¡Ya se casaron ellas!  ¡Y estando ya casadas!  Que llevaban casadas por lo civil sus buenos años. Y con hijos mayores, que eso sí que tuvo gracia.
    Bodorrio y todo les ha pagado usted de su bolsillo, y de eso no se queja. Debe de ser que tiene ganas de jolgorio y de presumir en el pueblo de que ha vuelto a ser de las más ricas de la comarca. ¿Gracias a quién? ¡A menda! A este Frailón, al que ya coronó usted de niño para que trabajara para el convento, y no para uno mismo!



   Iba subiendo el tono de voz el Marcial, a medida que iba calentándose. Y hasta se daba golpes en el pecho._ Y si todo fuera para bien; Pero sólo para lucir perendengues y ser mal agradecido...Me he pasado la vida queriendo hacerle el bien a todos los hijos suyos, lo mismo que a todo el que ha necesitado un favor, y ahora es mi condena. Me veo atado de pies y manos. Mire lo que le digo: ¡Atado de pies y manos!

   De esto que de dos zancadas se llegó a la lumbre y la apagó de dos pisotones. Y a Javier, el sobrino del móvil  se le quedó como cara de susto. Entonces percatándose del miedo que reflejó el chavalín y que posiblemente él acababa de causarle, por muy  agnóstico, o apostata que el repelente niño se pusiera, se sintió tan mal Frailón que se dejó caer de rodillas, y echando la vista por debajo de la campana camino de la negra abertura de la chimenea, repitió lo de condenado estoy y añadió que seguramente se condenaría porque le estaban poniendo, todos ellos, en tentación cada día de acabar haciendo una barbaridad.

   _ Tú: Lo que tenías que haber hecho_ dijo su madre con voz suave_ es haberte buscado la vida como los demás. Yo, aquí a la fuerza no te tengo. Y sola no me voy a quedar. No te preocupes por eso.
   _ Ya puede envalentonarse, ya. Con tanto vástago como tiene alrededor.

   _ ¿Qué quiere decir vástago? Abuela._ Preguntó Neluca.
   _ Mire,. No le digo. No le digo que son unos ignorantes.
   _ ¡Pues si tiene siete años la niña! ¿Qué quieres? ¿Que se ponga a leer el Quijote?
   _ Más le valdría en vez de estar todo el día en el INTERNET ese.

    A Frailón todavía le temblaban las carnes sólo de acordarse del primer día de las pasadas vacaciones de Navidad. Cuando estaba la Neluca enseñándole a navegar por ese cacharro, como él denominaba a todo lo nuevo. Y la niña le dijo que si lo que buscaba era una imagen bonita para felicitarle las Pascuas al cura que cliqueara directamente en IMÁGENES,  después de escribir la palabra en la barra de navegación. Entonces él había escrito simplemente:

                                NATIVIDAD

    Y entre todas las ciento y una imágenes que se cargaron en un momento, buscando él con toda la ilusión una que le gustara de verdad, se encuentra con la foto de espaldas de una mulata que se llama Natividad y tiene el culazo gordo pero no tanto como para no dejar bien a la vista la vulva casi tan grande como la de una vaca. Casi le da mal, y más con la niña inocente allí con él. Ya no se acuerda cuánto rezó por que la criatura en su inocencia no se hubiese fijado en esa foto colada allí de cualquier modo. Y luego cuando la niña se marchó. Buscó otra palabra.

                              ADORACIÓN

  

Echándole leña al fuego.




   _ Será representante ejecutiva. Me extraña que haya llegado la tía ha representante oficial de la marca.
   _ Asia y Latino América. Que yo sepa._ Añadió Frailón.
   _ A mí no me gustan nada las cosas que dice Nenuco, abuela._  Dijo la Nela, la hija de Josefina que ya tenía siete años._ Es un machista.

   Uno de los primos pequeños, sin quitar los ojos de alguna de las aplicaciones de su móvil, no perdía coma de lo que Neluco, el primo mayor, aunque tampoco él fuera oficial, decía.

   _ Calla Neluca. Déjale que se desahogue. No sabe a quien echar la culpa.
   _ ¿La culpa de qué, abuela?_ Preguntó este, que habiendo estado trasteando con la antena interior portátil, mientras encontraba la señal, y preocupado por sacar a la luz todo de lo que se había enterado por WIKIPEDIA de los turbios asuntos de la familia Betancourt, se acababa de sentar en ese momento a la mesa a meter las últimas dentelladas a su bocadillo. "Por algo le picaba a él el cuero cabelludo cuando se lavaba con ese champú.  Era cierto como que estaba allí mismo. Eran unos picores horribles... ¡Nazis! El mundo estaba en manos de los nazis que se libraron de Simon Wiesenthal, el mayor cazador de nazis conocido. ¡Cómo se ponía la tía cuando el Neluco le recordaba la fundación y basamentos de la más importante compañía de cosméticos del mundo."
 
   Y  dijo el tío, que no podía escuchar sus pensamientos._ Aquí nadie tiene la culpa de nada. Y lo que hay que hacer es dar las buenas gracias a Dios mientras tengamos salud.

   _ Yo no creo en Dios._ Dijo la niña.
   _ Y yo tampoco._ Dijo levantando el dedo el chavalín de once años que estaba sentado bajo la campana en el banco de piedra que allí había,  y a la vera del hogar donde lucía un liviano rescoldo.
     Debía de creer el chiquillo en el poder del fuego. Porque con la misma se agachó a coger una astilla y la puso sobre el rescoldo para que prendiera y subiera la llama.

   _ ¿A ti no te ha enseñado tu madre que la leña que hace el Marcial no es para gastarla a lo tonto? ¡Más te hubiera bautizado!_ Exclamó Frailón.
   _ Deja al niño. Que a ti nadie te manda hacer leña._ Dijo la abuela.

   _ Y usted ¿Para qué quiere tantas estampitas de santos como tiene ahí apiladas entre los periódicos y revistas sobre los que se pasa el día sentada? Que si la Inmaculada de Murillo en un marco del tamaño de la que hay en el Prado, que si la imagen de la milagrosa en la entrada, que si el Santo cristo y el corazón de Jesús en la habitación de mi difunto padre.... Si luego aquí, nadie pisa la iglesia, ni para cristianar a los chiquillos. ¡Mándale Dios! ¡Recristo!
 

    _ Mira, de verdad... Cásate o métete fraile. Pero déjanos en paz a todos._ Exclamó Conce._ ¡Que si el chiquillo gasta una rama o dos a nadie arruina!    "¡Que si el queso no está en la quesera...!"    ¡ Pues a mi me da la gana que se guarde en la nevera como todo el mundo hace en estos tiempos!
 
  _ ¿Casarme yo? Pero ¿A qué le ha dado usted con la perra de que me case? ¿Acaso tengo novia?
  _ Eso es lo malo. Que ni novia tienes._ Respondiole su madre. Y el Neluco se comía la risa para dentro, después de haber tragado el último mordisco de su bocata.

 _

Lavando trapos sucios.











    El Rosendo trabaja en la notaría. El Gelito ya tiene dos  hijos en la Universidad. Magdalena viaja por todo el mundo de representante de Paradise, que está ya la pobre cansada de coger tanto avión de aquí para allá. Y sobretodo, lo del jetlag lo lleva fatal. Y Cristina ¿quién te hubiera dicho a ti que  iba a llegar donde ha llegado? Claro que, siempre trabajó como una hormiguita. Era de las que no se le nota; pero no paraba. Al contrario de quien ya sabéis, que si no llama la atención de todos, no es feliz. Y vuestra tía Cristina es ahora una funcionaria de las buenas. Aquí, comprendo yo que vuestra madre no se haya espabilao tanto, porque es la pequeña.Y alguien tenía que quedarse en casa. La casona es muy grande para vivir yo aquí soluca.  Aunque también habría valido para estudiar, que bien lista era.

   Estaba Conce en la cocinona sentada en la cheslong con la nieta pequeña en la otra esquina del sofá, y el nieto menor por ahí, el cual no parecía estar escuchándola  mucho. Pero ella tendría cuerda para rato a no ser que llegara el Neluco y le sintonizara de nuevo la antena de la televisión. Y es que se veía fatal. Y la mujeruca prefería ni encenderla.

    _ La más lista de todos los hijos. Eso ya se lo digo yo._ Comentó alguien, y ese era  el esperado Neluco que entraba por la puerta y enseguida se puso a sacar el queso de la quesera y a servirse unas lascas entre pan y pan, de la hogaza que acababa de dejar el panadero.
    _ A mí Josefina me sirve de mucho. Es ella la que lava la ropa.



    _ Pone la lavadora, dirá.
    _ Pues son dos coladas diarias. Una para la familia, y otra sola para tu tío, para que luego se queje de que no se cuidan sus cosas en esta casa ¿ O es que no es trabajo? Aquí, todo lo que sea trabajo de mujer nadie lo aprecia.
 

    _ Pues yo, a Frailón ya le he visto, más de una vez, lavando ropa en la pila, y otras poniendo la lavadora._ Descubre el nieto.
    _ -¡Que pone la lavadora! Vas a a ver de la que se entere tu tía Josefina. ¡Que no quiere que le anden en los botones de su lavadora, y menos ese bestia ignorante!-
   _ Y también tender la colada más de  tres y cuatro veces. Y a veces hasta la misma Josefina le manda.
    _ Pues será que a ella no le daría tiempo alguna vez.
 
   Tú, como tu tío. Las mujeres no trabajan. Igualito a él. Que no sé yo todavía si eres hijo del Marcial en vez de quien dicen.



    Y justo en ese momento que entra Frailón por la puerta de la cocinona escucha las últimas insinuaciones de la lianta de su madre.

    _ ¿No dejará ahora a mi madre por mentirosa? Porque mi madre de esta familia no tiene nada._ Dice Neluco. 
    _ -Te tiene a ti-._ Interrumpe la abuela.
    _ Así que la deja en paz.


    _ A quien podía dejar de llevar y traer todo el día es a mí. Que aprendió mi nombre, y no se le apea de los labios desde el día en que nací._ Dice Frailón._ Y ¿Ahora qué dice?... ¿Que el hijo de Geluco es hijo mío? ¡Ya lo que me faltaba por oír!

    Su madre, la llamada Conce, se calla como muerta. Siempre que se ha de callar en seco pone cara de muerta. 
    
   Entonces, aprovecha Neluco y se pone a hablar de quien más envidia, no se sabe si por su dinero, o por sus viajes.
    _ La tía Magdalena menuda fiera de corral que está hecha. Que todos tienen que pagar su frustración de no haber conseguido ser actriz. Siempre le daban los papeles de la fea, y eso no la iba.
 
   _ ¿Quién ha dejado aquí este queso fuera de la quesera?_ Nadie le contesta al Marcial.

   _ ¿Pero qué dices tú?_ La abuela recupera el habla._  Le daban papeles secundarios. Eso es distinto.
   _ Creo que siempre se gastó muchas ínfulas. Y menos mal que le fue bien, que si le llega a ir mal se tira por un barranco. Mira con quien se casó._ Contesta Neluco._ Con el hijo mayor de La Serna, el dueño de la mayor ganadería de la comarca. Y ese puesto de representante mundial de productos PARADISE ¿Cómo llegó ahí?
   Yo se lo diré. Del topless bar -que allí estuvo con mi madre trabajando una temporadita- a representante de la zona Norte de esos champús. Y para que se lo lleve todo ese cautivador de viejas francés. Dos millones de euros o no sé cuanto que le ha sacado a la dueña de esa marca. Ya me gustaría a mí llegar donde ese tipo ha llegado ¡Y sólo con la labia! Lo malo es que viejas de esas debe de haber pocas. ¡Ay!_ Suspiró Neluco_ Eso es lo que le debe de tener amargada a la tía últimamente. No ves que de aquí a una parte todo el mundo le toma el pelo con esa historia. Y que le tomen el pelo a ella, a una entendida en todo tipo de cuidados para el cabello, debe de ser el colmo.

   _ Ya se sabe que en el mundo hay mucho; pero mal repartido. Sin champú me lavo yo el pelo._ Dijo Marcial. 
   _ Te lo habrás lavado alguna vez..._ Insinuó su madre.
   _ Un día sí y otro no, en el agua del manantial de la finca del Pendiluco, y con un huevo de gallina.

   _ Ya le hubiese gustado a ella pillar esos millones...._ Proseguía el Neluco, sumido como estaba en sus conjeturas. Y la abuela volvió a responder expeditiva:
   _¡Y bien que los abría repartido!
 
   Y es que era capaz de contestar a la palabra viniera de donde viniera y también de dar la contra respuesta cubriendo si hacía falta más de dos flancos.
  _ Además, mi Magdalena tenía título de peluquera. ¿Qué dices tu ahí? Entrar entró en los verdaderos círculos; pero preparada la cogió para seguir el ritmo del baile. No sé si lo sabrás._ Conce se embalaba._ Y además ¡Vas a comparar!
  Mi Magdalena estaba en la Universidad cuando aquello, que luego decidió seguir los estudios de química y biología. Y tu madre, la pobre, intentando hacer unas perras de cualquier modo,  para sacarte a ti adelante.

   _ Ya. Es verdad._ Admitió Neluco.
   _ Y en el topless solo estuvo muy poco, trabajando, Magdalena.
 
   _ Porque tenía las tetas pequeñas y no sacaba buenas propinas. Pero allí iban a beber sus buenas copas la mayoría de los ejecutivos de Colón. Y de ahí vienen sus contactos de la empresa esa de champús donde se colocó. Lo que está picada porque ha conseguido ser representante mundial; pero no imagen oficial. A ver quién es el guapo que se atreve a poner un primer plano de esa bruja en la contraportada de una revista. Todas las mujeres estáis locas. Y si nunca os han llamado guapas, como a ella, más locas todavía.
     
   Frailón se reía de oír el discurso de Neluco.

martes, 30 de mayo de 2017

Entre breñas.








    Para encontrar a Marcial otra vez habría que ir a buscarle allí donde se encalabrinan los picachos a la vera del río, tan pronto a un lado como al otro, cuando no a los dos a un tiempo. Después de un ataque de esos, cuando su madre le ha puesto a mil por hora, quiere como enterrarse vivo. Cada vez que él le ruega silencio con un se calla usted. Ella le responde con un ¡No me da la gana!. Y le recuerda que la casona es suya y que ya puede irse con viento fresco. Y cuando acaso a él le da por recordarle a su madre todo lo que lleva trabajando en su media existencia, y sólo por el bien común que ella se empeña en envenenar, ella le recuerda a él que nadie le ha pedido nada.

   Ahora, sentado en un saliente, en el terreno natural donde saltan los rebecos, y desde donde en los breñales de enfrente alguno de estos ejemplares le observan confundido, se relaja perdiendo la mirada en una tira de valle que semeja la forma de un pubis brillante, tibio, y húmedo y va a terminar en punta en un punto remoto y escondido donde acaba por desaparecer.

   _ Yo no debo de ser hijo de esa mujer._ Piensa, y piensa en voz alta, hasta que se pone a gritar a los cuatro vientos.
   _ ¡Mala madre! ¡Mala madre!
   Y luego sigue con su monólogo interior.

 " Una mujer que disfruta poniendo a un hijo contra otro, que ha conseguido que ninguno de los varones nos hablemos, y que lleva camino de que las hijas cada vez que se encuentran salgan la una descalabrada, la otra sin pelo, y la Josefina al borde de un infarto. ¡Joder! ¡Que la he visto ponerse de color azul! Cianótica se puso, eso dicen los médicos. Visto y no visto y todo en cuestión de segundos. Y luego morada y hasta negra. ¡Vamos! Que si la Magdalena no la llega a soltar... Menudo susto que nos pegó". 

   Está pasando una nube blanca preciosa, y se recorta sobre el cielo límpido que en ese instante está de un azul intenso. Marcial más que ver las nubes en esas hondonadas y en esas estrecheces siente como pasan , y todo con sólo percibir los cambiantes matices del lujurioso paisaje que le rodea. La iluminación corre de un lugar para otro mientras la nube pasa veloz. Va a hacer buen tiempo porque sopla nordeste. Marcial dobla la nuca y echa todo lo que puede la cabeza hacia atrás para ver el cielo. Casi tiene que contorsionarse; pero allí arriba está. Allí arriba está el cielo. Y sólo desde lo más bajo, viendo ese retazo, es suficiente para creer, creer que en las alturas reina otra armonía, y que de esas formas celestes viene la vida , y que tanto el tiempo como el espacio, como los acontecimientos que rigen nuestra existencia sólo obedecen a un plan pensado por Dios todo poderoso. Y así es su propia vida. Encerrado en un círculo vicioso de donde todos escapan menos él. Pero es que,  más que escaparse salen disparados después de dar vueltas y vueltas.


   Mientras, pasea Marcial sus hermosos ojos verdes, grandes y brillantes, casi azules ante el azul del cielo. Y sus ojos movientes, perfilados de espesas pestañas negras, exaltados y tiernos a un mismo tiempo, preocupados siempre; pero alegres por lo general fotografían cada detalle. Contempla y practica el mindfulness sin saberlo y durante unos momentos parece que su mente por fin se amortigua con sus reflexiones... Y si se hubiese casado. Y si se hubiese ido también él. Y si dejara de querer aconsejar a su madre ya que ni gobierna ni deja gobernar, y en cima desgobierna...


 Su mirada es la de un sabio que todavía no ha sabido cómo dominar el genio; Pero lo intenta. Su mirada es clarividente, imaginativa, curiosa, emprendedora, la de una mente a la que no le gusta ni perderse en ensoñaciones ni perder el tiempo. Marcial se levanta y se sacude los pantalones.
   _ Lo que no tiene remedio no lo tiene. ¡En fin! Vayamos a la faena.

  " Menudo susto que nos dio la Josefina. Esa sufrirá pronto del corazón. Lo veo venir. No en vano es la pequeña. Y ya la fábrica...Cuando los padres son mayores. ¡Pero los hijos de la Josefina son guapos los condenados! Será la pequeña; pero ha salido matona. Para parir ha salido como nuestra madre. Unas crías fuertes como robles. y listos como una garduña ¡Y menuda altura que tienen!- Yo creo que la Magdalena la tiene envidia- ¿Qué tiene la Magdalena que corregirla en nada, metique de las narices?Otra como el Rosendo. La inquisición del siglo XXI, como yo digo.
   Va a ser verdad que la tiene envidia. Ahora que me fijo, los hijos de la Magdalena son bajitos, guapucos también. Pero me temo que más bajucos más mala leche se gastan. Esos se saldrán a la abuela. Que dice la Magdalena que a Josefina le están criando a sus descendientes por el morro, y que es como el cuco, que menuda cara que tiene"_ Y sí que puede que sea verdad.

   Pasa ahora Marcial en su ascenso al borde del breñal cerca de la cueva del oso. Y él sigue con sus pensamientos.
   "   Yo a todos los sobrinos los quiero; pero a los de Josefina, basta que tengan esa madre, para comprenderlos y quererlos más. Vinieron con desventaja al mundo. Al menos eso me temo; Pero ¿Qué tiene su tía que humillarlos? ¡Mala pécora!  De todos modos tampoco tengo yo que ocuparme de esos niños. Si no, ¿para qué tienen padre? "

 Ya pasó de largo la guarida de la osa. ¡Menudas se ponen las osas cuando están criando! De está que Frailón no vuelva a estar al hilo de lo que venía pensando hasta verse en lugar seguro.

"Bueno, con los padres andan, y cada uno con el suyo. La niña, lo único. Menuda pena que me dio la Neluca. Que la Magdalena se tire a agredir a su madre. Mi Neluca con tres añucos que tenga que ver semejante espectáculo. 
   Si supiera estarse callada la Josefina. Igual la otra no se le lanza. Tuve que agarrar a la Magdalena que se le había sentado en cima, y la tenía sujeta en una de sus famosas llaves de yudo, y de su pelirroja cabellera tuve que agarrarla- ¿qué sitio mejor?- Si no había forma humana de separarlas. Y la Josefina... La Josefina otra que tal baila- yo creo que esta tipa fuma algo si no, no lo entiendo- queriendo morder y clavarle las uñas a la Magdalena en la cara. ¡Pero si no puedes hija! ¡No puedes! La próxima, a mi no me hartan. Va un cántaro por en cima de agua fría. Todavía salí con un mordisco en la mano. A ver quién me lo daría. Luego me pidieron perdón las condenadas. Y todo sin hacer. La casa sin barrer. Todo sin hacer. Si a mí mi madre me dejara poner orden ya que ella no lo hace, esto no pasaba."

    Y otra vez para dejar de pensar en malos recuerdos recientes sacude la cabeza. Y sólo la fauna autóctona que le rodea, hasta la osa que dormita al sol con sus tres oseznos y que no anda muy lejos de allí le oye decir:

   _ ¿Será verdad lo que me dijo el padre Casimiro cuando tuve que pedirle confesión, que debe de ser una egocéntrica?  La última vez me despidió con la absolución puesta de entrada y sin dejarme ni abrir la boca? A ver dónde encuentro yo ahora desahogo._ Confiésate de tus pecados hijo_ me dijo_ no de los de tu madre, a la que por cierto nunca he visto por aquí, y ni siquiera conozco.

   Levanta la osa su pesada cabeza y olisquea el aire templado y húmedo. Se relame el sabor dulce que le ha dejado la miel del desayuno. Y decide que no merece la pena molestarse por un paisano de sobra conocido. Ni él va a atacarla. Ni ella a él.
   Un silencio para pensar y Marcial continúa su diálogo en voz alta.

  _ Es que ve la misa por la televisión._ Pues falta me hace por lo que me dices._ Ya claro, Claro que la hace falta._ Paciencia hijo, paciencia con los padres- me dice- cuando van para mayores._ Qué fácil es decirlo. ¡Cáscajo con el cura que tampoco deja hablar!  Y yo lo único que quiero, lo único que quiero es confesar. Y  es que a veces... A veces ¡Tengo ganas de matarla!

   La voz de Marcial, apodado Frailón, retumba de tal manera en la inmensidad de aquel mundo apartado que el eco le devuelve:
   _ Matarla,... MATARLA...Matarla.

    Dicen que las mujeres dan la vida. ¡Ay!_ Suspiró.
   _ Sí. Y también te la quitan.

lunes, 29 de mayo de 2017

La disputa de cada día.



   _ Abuela. Lo de balar. ¿Lo de balar no se dice cuando un chico está enamorado?_ Preguntó la Alicia mayor.
   _ Y yo qué sé. Lo estará.
   _ Es que en la escuela en el libro de lengua viene lo del amor platónico.
   _ Y bucólico. Sí hija sí.

   _ ¿Dónde demonios ha puesto el chaval este el cuchillo del jamón?  Y ¿el jamón segoviano, el que traje recién de la última feria? ¡Esto ya es el acabose!
   _ ¿Qué pasa ahora?
   _ ¡Pues no tiene saque ni nada el demonio de chaval este! ¡De lo que no cuesta se llena la cesta!
   _ No es él el único que come jamón en esta casa, si te refieres a Nenuco.
   _ A él me refiero. Para comer el cocido no pone tantas ganas. Y ¿De quién es la culpa?
 
    Su madre, la aludida respondió con mucho respe.
   _ Será mía.
   _ Pues ¿De quién va a ser?_ Conjeturaba Marcial mientras intentaba sacar alguna lasca todavía sustanciosa del hueso de jamón._ Ya me dirá. Ni estudia el niño ni trabaja, ni intención ninguna lleva de hacer más que el gandul. Y usted se lo consiente. Los otros abuelos y su madre, que es una santa y una infeliz, no hacen carrera del muchacho porque no pueden nada contra usted que le malcría.
 
   Concha callóse como una muerta.
   _ Y venga que se lo vengo apercibiendo desde hace tiempo._ Proseguía Marcial._ Pero no hay nada que hacer. No hay remedio con el chaval mientras  vea que en esta casa se le defiende.
   De aquí marché_ dijo entre mascada y mascada_ pidiéndole tan sólo que mantuviera el hogar encendido.
   _¡ Pero si estamos a finales de mayo! Ni tanto frío que tuvieras._ Exclamó la vieja, y añadió: Y luego soy yo la que tiene fama de friolera.
   _ Es por la olla. Quería hacer queso.
   _ Y tú tienes que imponerle tu estilo antidiluviano a un crío de estos que se baja una aplicación, y ya tiene...
   _ Sí. ¡Va a tener! Dile al de la moto que se suba desde Reinosa con la picha esa de cinco quesos, y ni uno sólo de Cantabria.- ¡Cuanta cuenta a Dios tenemos que darle! Cinco horas de camino sin caminos. Como no venga por aquí la mafia italiana se nos hunde la industria lechera en la región.
   _ Un día te van a meter una multa Frailón. La leche de las ovejas es para la quesería. La de las cabras que ahora se ha puesto de moda para quien demonios se la lleve. Y la de las vacas, frisonas y tudancas, tudancas  y frisonas, para tu central ecológica del Cuevanuco. Pero si tienes que entregar un cupo no puedes quedarte leche para tus historias.
   _ Esta primavera nado en leche madre.
   _ Pues muy bien.
   _ Dile a la Josefina que como vuelva a subir esa porquería de la leche de soja, de avena, o de mil demonios sale volando de esta casa. ¡Aquí del super nada!
   _ Aquí lo que hay es un complot. Y esto ya es humillante.
   _ Yo lo único que digo es que tienes una cabaña muy guapa. Bueno, más de una. Y que en cualquiera de ellas puedes hacer tu dichoso queso. En cualquiera menos aquí. Ya te lo digo. ¡Van a estar las niñas asándose de calor por las manías de un ambrión que parece que acaba de salir de la cueva de Altamira!
   _ Hasta manía te estoy cogiendo por intransigente, a ti y a tú leche. 
   _ Yo quiero hacer queso abuela._ Dijo una de las niñas.
   _ Y yo también quiero saber cómo se hace._ Añadió otra.

   La abuela volvió a callar como muerta. Le daba tanto coraje que Marcial se saliera con la suya que en su fuero interno empezó a rumiar algo muy semejante a la venganza. Últimamente llevaba muy mal que le robaran todo el protagonismo.
 
  _ Pues cuando asome ese le decís que vaya encendiendo la lumbre.
    Entonces la madre se echó a reir._ A ti te va a hacer caso.
  _ A ver. Lo que no puede ser es que venga yo de la faena, y tenga que ponerme a hacer cualquier otra labor ajena menos lo que había pensado. ¿ Qué hago yo ahora con los 30 litros que he reservado para hacer la cuajada? Así toda la vida. Ni un favor le pueden hacer a uno..._ Desportillaba el hijo.
   _ Pues prepárate la bañera como Cleopatra. No sólo la leche de burra tiene propiedades.

    ¡Qué más quería Concha que azuzado su ingenio  volvieran otra vez las niñas a estallar en risas!
   _ Aquí el único que trabaja es él. Además, a ti ¿Quién te pide que hagas nada?
   Reían sus sobrinas como cascabeles.


    Le fue muy ingrato a Marcial ver el desprecio de su madre por todo lo que él hacía. Cuarenta y dos años de su vida y más de lo mismo.

   _ Si yo no hubiese hecho nada, de lo que según usted no me corresponde, esta casa con todos los que en ella habitan, sean fijos o de temporada, ya hace tiempo que se habría ido todos a tomar vientos y estaría usted más sola que la una.
   _ Y este es el que quería meterse a fraile. ¡Menudo soberbio está hecho!

    Apretó Marcial los puños. Cogió el cuchillo en su furia y lo guardó en un cajón.  Luego se llevó las manos a la cabeza y se tiró de los pelos mientras roía sus propios dientes, echaba saliva por la boca y estampaba el suelo como algunos herbívoros en posición de defenderse lo hacen con las pezuñas. Las niñas no supieron en ese momento si asustarse o reírse más.
   _ ¿Dónde ainda ese crío ahora? ¿ Dónde aínda? ¡Si no acaba en el penal vaimos bien!
   _ Acabarás tú en el penal. ¡Loco!_ Gritó su madre._ Mira el lamentable espectáculo que estás dando a las niñas. ¡Hombre!

   Y su madre seguía y seguía_ ¡Un hombre de pelo en pecho! ¡Abrase visto!
   _ ¡Al Nenuco no le riñes! ¡No! ¡Saldrá tan bueno como su padre o peor! Nadie hace carrera di el porque la bruja de su abuela lo tiene protegido. ¡Egoista que es usted! Que va viéndose vieja y no quiere quedarse sola!
   _ No. Si sola no me quedo yo. Ya quisiera, ya. Pero me quedarás tú para los restos
   _ Antes moriré yo que usted.

   _ Yo creo que me voy. Me voy._ Dijo de pronto._ Antes de hacer una barbaridad. Y marchó para la puerta y en el camino se tropezó con el hacha que Nenuco había dejado por allí tirada. La empuñó a toda prisa, y salió fuera profiriendo razones ininteligibles mientras dejaba el hacha a buen recaudo y la sacaba afuera para dejarla clavada en el toco. No fuera que estando por allí en medio se le fuera de las manos toda la rabia que albergaba en ese momento.
    Margarita que había aprovechado a esconderse detrás de la puerta  que se quedaba abierta fue testigo de todo el procedimiento de su tío mirando por la rendija que queda entre la hoja y el marco.
   _ Vais a ver lo que tarda en volver._ Auguró la abuela.

   Las nietas que estaban de vacaciones, y acudían con sus madres a la Vega cada vez que podían habían observado la escena última medio temblando, porque nunca habían visto al tío Frailón tan caliente.
   Entró Frailón otra vez haciendo mucho ruido. En realidad volvió al instante.
   _ ¡ Me habla usted la próxima con más respeto! ¡Mire lo que le digo!
   _ Ya os lo dije. Ahí vuelve._ Dijo la abuela tan tranquila mientras cruzaba los brazos.


   _ ¡¿Quién va a fregar todo eso?!_  Exclamó levantando su vozarrón y apuntando afuera.
¿ No pretenderá usted que me ponga yo a fregar ahora la pila de cántaros que acabo de ver acumulados en el patín ahí arriba? Lo que se supone que es tarea de la Josefina...

   La Josefina era la hermana pequeña, que con sus tres hijos, uno de cada padre, vivía también tan ricamente y muy tranquila de que Frailón junto con su madre se haría cargo de las criaturas.

   Quien casa primero hereda dos veces dicen en la Montaña.
 
   _ A la Josefina le ha salido trabajo en la Corza, el restaurante de la estación de esquí.
   _ Y allí, ganará mucho. Me imagino. Como yo no le pago, que sólo la mantengo a ella y a sus hijos.
¡Hasta la coronilla estoy! ¡Todavía creerán que les dejaré la herencia! ¡Va arreglada la sin vergüenza esa del burdel de la madre que la parió!
   _ Tiene buen jornal.
   _ ¿Y lo ve usted? Porque yo no lo veo.
   _ Pues ha hecho una buena compra.
   _ ¡Ya! ¡Y no se morirá con sus bíos y tanta sinsustancia que compra!
   Fregar los cántaros le lleva media hora. ¡Media hora!

   _ Así lo harás tú. ¡Media hora dice! ¡Menudos fregaos hará este! Más que fregaos fregoteos. Y saldrá la leche agria y nos la echarán para atrás el menor día. A no ser que la envasen directamente para yogur.
   _ Mamá me dice que no tome de esta leche porque tiene mucha grasa._ Dijo Maya.
   _ A mí, es que no me gusta. Porque huele a vaca, abuela._ Añadió la Laurita.
   _ Vuestro tío tendría que jubilarse ya.
   _ ¿Jubilarme yo con cuarenta y dos años? ¿Está usted borracha? Y estas niñas no saben ni lo que dicen. Así las educan. Y hasta el gusto están perdiendo de lo que es sano y bueno.

   Frailón parecía ahora algo más tranquilo después de haber encontrado algo que hacer. Estaba rebuscando estropajo y pañada además de jabón. La abuela viéndole las intenciones gritó:
   _ ¿No pretenderás ponerte ahora a fregar? Aquí en la cocinona no me armes jaleos. Ya te lo digo. Que no quiero luego oír a tu hermana, que vendrá cansada del trabajo.
   _ ¡¿Se calla usted?! ¿Se callará de una vez? ¡Maldita sea!.
 
    No sólo levantó de nuevo el vozarrón el Frailón de la casa, que levantó hasta uno de los cántaros por en cima de su cabeza.
 
   Y dale la mula al trigo que no descansaban de gritos en aquella casa.
 
 


 
 

Las Alicias del mundo de la abuela Entrebasagüas.






 


  Atrás quedó Frailón al cuidado de los vástagos que algunos hermanos iban dejando atrás. Y sus sobrinos le querían mucho. Hasta que celosa su madre, la abuelita Conce del amor que le tenían, se repitió la historia, acostumbrando a los nietos a hacer mofa de su tío, de quien, ya había augurado ella, que jamás se casaría.
 
  _ Sólo mirad que greñas. ¿Podéis creer que de niño era el más guapo de todos?
  _ ¡NO!_ Exclamaron las tres Alicias en el país de las Maravillas que rodeaban a la abuela Concha, y tan entretenidas como estaban sin percibir las inocentes la mala baba que destilaban sus historias de vieja pasiega.
  _ Y era presumido también.
  _ ¡NO!
  _ ¡SÍ! _ Exclamó la abuela henchida de tanta dicha, y solazándose en tanta hermosura. E imaginándose que ella misma en su tierna infancia debió de ser así de bella y rozagante.
 
   El color de la Laurita era auténticamente suyo, heredado de ella por vía directa, de abuela a madre y de madre a hija, parecía una niña sacada de un cuadro del romanticismo inglés. Las tres, las tres._  Pensaba Concha_ Las tres son perfectas y rosadas.
  _ Las tres eran tres, las hijas de Helena, las tres eran tres, y ninguna era buena._  Pensaba Marcial, el llamado Frailón, que tres hermanas tenía, y las tres se parecían a su madre. Tamañas orgullosas las tres. Autosuficientes las tres, y desagradecidas las tres. Mandonas, manipuladoras y liantas. Tal y como el Rosendo; pero en mujeres. Al menos Rosendo trabajaba por lo bajo y  no te levantaba la tapa de los sesos con sus broncas y chillidos.
   Marcial volvió a suspirar. Ya iba por tres sobrinas.
   ¡Qué arrepentido estaba de no haberse ido de Fraile a tiempo cuando podía!
   Pero nunca era tarde.

   Y otra vez suspiró de nuevo antes de sobarse los ojos. En esa casona había siempre mucho polvo. ¿Qué pasaba con la Josefina? ¿Que no limpiaba? Ya le estaba picando la nariz. ¡Recórcholis!

   _ Se peinaba al modo en que lo hacía su padre._ Proseguía su amada madre, que en aquellos momentos con sus setenta y tantos años no se cambiaba por una de veinte
   _ Y se sigue peinando._ Observó la mayor de las niñas._ Dime tío Mar ¿Qué es eso que te pones en el pelo? ¿Gomina? ¡Eso ya no se lleva! ¿A qué no se lleva Laura? ¿A qué no?

    Nuevas risas, y esta vez de las gordas. Parecían polluelas queriendo llamar la atención de todo gallo. ¡Recórcholis!
   _ Cuando tenía pelo, todavía._ Añadió la abuela. Y entonces fue el despiporre.

   Frailón que había cogido la escoba para barrer, seguía barriendo como si nada.
  _ Dime tío Mar. ¿Nunca has tenido tú, novia?_ Peguntó Margarita la pequeña, sólo por seguir el chiste.
   Ni caso que hizo el tío.
   _ ¡Pero Frailón! Respondéee.

    Y su madre respondió por él.
   _ Igual, igualito que su padre. Llegó a una edad y se abandonó por completo. No es como el tío Rosendo, siempre de traje, o bueno, lo que se le parezca.- Ahora los hombres de oficina no llevan traje- Rosendo es elegante, y Gelito ¡ya no digamos! ¡Un arcángel! Pero Frailón...._ ¿Porqué creéis que quiere tanto a esas vacas suyas?

   Y el aludido respondió por fin.
_ Las vacas son ellas las que llevan la cornamenta, y muy guapa, por cierto. No se la ponen a nadie.
 Y quedó muy a gusto y hasta como con ánimos de seguir la chanza. Tenía que reconocer que había cierto ambientillo en la casona los fines de semana, y sobre todo cuando estaban las niñas.
  " Por el  momento las mujeres cuando son niñas parecen respetarse entre ellas.  Pero espera a que críen y verás" Se decía Frailón.


  _ ¿Era guapo el abuelo? Abuelita.
   _ Muy guapo. Un poco más alto que vuestro tío._ Respondió Concha._ Lo cierto es que Frailón se sale a los Carriazo. Es el vivo retrato del abuelo.

    Las tres niñas le dirigieron en ese instante miradas de admiración y ternura, a él, a Marcial, que no estaba acostumbrado para nada a ninguna clase de afectos.

   _ Es cierto tío. ¿Porqué no te casas?_ Sugirió Maya, la más seriecita de las tres primas.
   _ Eres guapo tío. Eres guapo._ Corearon las tres.
   _ Yo el domingo le vi sin afeitar. ¡Y estaba  más guapo!._ Admitió la más pequeña.
   _ Antes de casar con una bruja como las de esta familia emigro al Polo Norte. No bueno, mejor al Polo Sur. Que allí creo que no hay mujeres.
   Y se quedó riendo él sólo, mientras acababa de juntar un montocillo de astillas a la vera del lar.
   _ ¡Qué tonto eres tío!
   _ ¡Este hombre es tonto! ¡Mira lo que le dice a las pobres chiquillas!
   _ Yo con ellas no me meto.
   _ Pues será con sus madres_ rezongó la vieja.
   _ Y con usted si cabe. O ¿acaso no es usted también una bruja? Corrijo. ¡Y corrijo porque es usted la mayor de todas! Enseñar a esas pobres criaturas a mofarse de un hombre como Dios manda. _ Desportillaba Frailón._ Con Padre terminó usted. Pero conmigo, le aseguro que no.
   _ ¡Y ahora me amenaza!_ Se escandalizó la anciana.
   _ ¿Porqué le dices eso a la abuela? Tío._ Preguntó la tierna Maya.
   _ ¡Yo no la he amenazado! ¡¿Veís?! ¿Veis cómo es una lianta e inventa la mitad de lo que dice?
   _ Pero tú le estás gritando tío._ Susurró Margarita.
   _ ¿Qué tiene que decir ella que yo me abandono? ¡Menos perfume y perendengues y más moral! ¡Que es eso lo que aquí falta! ¡Y siempre ha faltado!

   Colgó el recogedor de un clavo que había en una de las paredes del hogar vacío. Y con la escoba en una mano y la otra como un molino dando vueltas en el aire para apoyarse en la diatriba que estaba soltando, alucinó a las niñas. Y él solito se sumergió  en una especie de bolsa de calor generada  por una avalancha, al parecer, de argumentos  alimentados mientras se había mantenido en silencio, cuando al parecer escuchaba, aunque hubiera dado a entender lo contrario.
 

_ ¡Que tiene que decir ella que yo me abandono!_ Repitió._ Y sólo porque me cojan miedo las criaturas. ¡Como si uno fuera el moro Muza! ¿ Acaso me queda tiempo para afeitarme? ¿Me queda tiempo para algo? ¿No me las paso desde que amanece hasta que cae la noche de aquí para allá?_ Repetía mientras buscaba un sitio donde poner la escoba y no sabía donde ponerla. Y movía su cuerpo ágil y recio de un sitio al otro. Por fin encontró el lugar adecuado. Se rascó la cabeza. Acababa de decidir esconder el escobón detrás de la puerta.
_ Yo aquí puse un clavo para estas cosas_ Masculló.
_ ¡Ya está!_ Exclamó la madre._ Él es el único que trabaja en esta familia. ¡Ya se está quejando! ¡En buena hora ha aparecido este hombre! A amargarnos a las niñas y a mí. que estábamos aquí tan ricamente.

   _ ¿Cuántos años tiene ya el hijo de Gelito?_ Preguntó Frailón en ese momento.
   _ ¿Y eso? ¿Qué tiene qué ver ahora?_ Respondió Concha.
   _ Porque ya he visto que ha estado aquí.
   _ A zampar. Lo mismo que el tío.
   _ Un queso que cuesta sus buenos euros aquí fuera, en cima del fogón, a merced de las moscas... Hasta el hambre se me ha quitado.
   _ Eso ya me extraña a mi.
   _ El que trabaja necesito comer en relación a lo que produce.
   _ Ya, ya...
     El diálogo podía eternizarse.
   _ Un Nini, un niño que ni estudia ni trabaja. Da trabajo, que no es lo mismo.
   _ ¡Mira qué moderno! ¿Ya sabes tú lo que es un Nini? ¡Yo que pensé que te pasabas el día balando como las ovejas!
   _ ¡De verdad madre! ¡Que no le consiento!

    ¡Menuda algarabía que se armó con el nuevo estallido de risas infantiles en torno al comentario de la abuela! Y es que el balar se entiende figuradamente como querer intensamente o dar suspiros de amor. Y había que oír los refunfuños y portazos de Marcial!


TUDANCAS

LINAJE DE LOS CARRIAZO ENTREBASAGÜAS: Segunda generación.




   En veinte años Gelito se convirtió en el más guapo mozo de la comarca. Podía haber seguido sus estudios; pero prefirió no hacer nada donde todo o casi todo estaba hecho. Además, cortejar a una moza detrás de otra era bastante cansino, y no se le podía notar. Él debía mostrarse siempre fresco como su misma sonrisa, y rozagante como una lechuga. Pero hacer el amor a tanta mujer joven podía ser casi agotador, y más dejando a dos preñadas a un mismo tiempo. Rosendo, el segundón de sus hermanos, amañó rápido el casamiento con la más rica, no en vano trabajaba nuestro Rosendo en la notaría. Fue fácil, ya que la preferida de Gelito, la más guapa y la que parió un hermoso hijo seis meses antes de nacer el segundo, harta de esperar a que Gelito se decidiese mientras criaba ella sola al rorro, marchose despechada por lo calzonazos que se mostró Gelito que no era hombre para oponerse a los planes, cualesquiera que fueran esos planes, de un hermano, el cual insistía en solucionarle la vida. Y marchose Eva, la madre del Nenuco como así pasó a llamarse el niño sin padre, a servir copas en un topless bar a Madrid, porque aunque tenía muy buena leche mejor era la teta. Y el Tigers Milk se lo pagaban, con su toque personal, al precio de la ambrosía.

   Así fue como El Nenuco bardaliego de Gelito criose entre la casa de los padres de la madre y la de la abuela materna, la abuela Concha. Esta última se enternecía cuando le veía corretear por la casona, y tendía a alcahuetarle en todas sus diabluras.

   La mujer de Gelito, la legítima, celosa del Nenuco que llevaba los ojos de la cara, y también los del caradura de su padre, no tardó en convencer a los suyos para que les abriera una mantequería en Salamanca. Decía que los sobaos tenían mucho tirón entre los estudiantes siempre y cuando se vendieran por unidades.Y mientras, ella terminaría allí sus estudios, y daría a luz alejada de las malidicencias que auguraban un súbito alumbramiento,  antes de estar la madre  fuera de cuentas.

Así quedó Gelito establecido en la mantequería que le montaron sus suegros. Fue un éxito, y el sólo se bastaba y se sobraba para atender el mostrador. Y mientras la Emilia terminó el magisterio y se puso a preparar tranquilamente las oposiciones.

  Rosendo se relamía de gusto viendo como todos sus planes iban divinamente. Después de haberse pasado media infancia carcomido por los celos del pequeñín de los Carriazo,  y atormentándolo
y exigiéndole lo que nadie le exigía, lo había conseguido, poner al Gelito en su sitio, y el Gelito se lo habría de agradecer toda la vida, porque el futuro estaba por depararle nada más que prosperidad. Rosendo aliviaba así su mala conciencia y contaría con la incondicional admiración de su cuñada Emilia.

  Ni falta decir que todos los hijos del Gelito y la Emilia serían guapos también. Hermosos como capullos de rosas . Rosas con espinas, si cabe decirlo también: Pero en esta vida no hay nada ni nadie perfecto.